lunes, 28 de marzo de 2011
TIBIOS, JAMÁS...
Una de las cosas que debemos recuperar como varones es la fuerza y seriedad de la palabra empeñada. En la antigüedad bastaba un simple acuerdo de voluntades, expresados en palbras comunes, para que un pacto quedara sellado. Y tal pareciera que ésa es la tónica en las Escrituras cuando el apóstol Pablo habla de que nuestro sí debe ser sí y nuestro no debe ser no; más de eso, es pecado, señala este siervo de Dios. Hoy, lo que hablemos y acordemos no tienen ningún valor, "conversaciones de pasillos no valen", dicen algunos. El problema es que hemos traído estas malas précticas a la iglesia, donde pactamos y pactamos, pero eso no produce ningún cambio, en ninguna parte. Hay congregaciones donde los pastores hacen pasar a la gente al frente de la congregación, cada semana, buscando-me imagino-, el que ese acto les impresione y les quede machacando en la mente que hicieron un compromiso serio. Pero tampoco produce un resultado. Para que decir de esas invitaciones "a tomar tecito", que salen a destajo cuando te encuentras con alguien que no has visto por un tiempo; la vergüenza de presentarte a la hora señalada, y descubrir que no hay nada de nada, que nadie se acordó que te invitaron, y que ni siquiera están en casa. Por eso muchos usan "el confirmar la cita", para evitar la verguüenza y el plantón. Para que hablar de "nos juntamos a tal hora". Tonto si estás a la hora, pues pareces novio plantado, porque no hay respeto por el tiempo de los demás. También está de moda el avisar a última hora que no puedes ir, cuando ya todos están esperándote. Feas prácticas que debemos cambiar si queremos ser cristianos serios y comprometidos con la verdad y el carácter de Cristo. En vez de Sí es Sí, o No es No, hoy se escucha: "tal vez", "podría ser", "de repente", "veamos", " quizás", " a lo mejor", "Hummm". Y no faltan los más espirituales, quienes, con una cara de judíos piadosos, frente a una simple invitación, te responderán "oremos". Todo esto daña la vida de Cristo en nosotros, pues somos irresponsables a la hora de congregarnos, a la hora de diezmar, a la hora de ser puntuales en las citas con el Señor. El mismísimo Jesús señala a Juan en la isla de Patmos, Calientes o Fríos, pero tibios, Jamás. De una vez por todas, hay que sacar la basura de la iglesia.
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