martes, 12 de abril de 2011

QUE NO REINE LA ZARZA

 En Jueces 9, del verso 8 al 15 se narra la parábola de los árboles que buscan un rey para que gobierne sobre ellos.  Los árboles fueron, en primer lugar, al olivo; posteriormente se dirigieron a la higuera, y finalmente rogaron a la vid, recibiendo de los tres una respuesta negativa, aduciendo que ellos estaban muy ocupados produciendo frutos y que no tenían tiempo para ejercer esos roles de autoridad.  Termina la parábola señalando que los árboles aceptan el gobierno de la zarza, la cual ejerce un liderazgo legalista y dictatorial sobre ellos, recibiendo de ésta la amenaza de su exterminación si no se sujetan a sus órdenes.  El mensaje que captamos en esta parábola es que el estado actual de decadencia de nuestra sociedad en gran parte se debe a que la gente que da fruto, que tiene autoridad de vida, no quiere involucrarse en los liderazgos sociales, quedándose en vidas tranquilas y cómodas, lo que provoca que surjan como líderes aquellos ansiosos de poder, éxito, fama y dinero, pero que no poseen las credenciales de dignidad y honestidad.  Y eso es lo que vemos en todos los roles y funciones donde hayan líderes: pervertidos, ladrones, mentirosos y deshonestos.  Las empresas, el gobierno, la política, la educación, todo está leudado por esa falta de idoneidad.  También vemos en la paarábola que el otorgarle el mando a la zarza la pervierte, y eso ocurre con los incompetentes.  Lo vemos cuando una persona asume el mando en alguna compañía o en el gobierno, que cambia radicalmente. Se convierte en autoritaria, se alía con la administración, no se solidariza con los compañeros. Generalmente actúa de manera hipócrita, y les dice a sus compañeros que lo que él o ella hace no se puede explicar porque sea de la administración, sino porque lo ejecuta para mejorar el lugar de trabajo o el país. Dice asimismo que la vida privada de sus compañeros de trabajo no le importa, pero los fiscaliza, los espía y los chantajea cuando ve que no se amoldan a su forma de trabajar. Justifica todas sus acciones con la administración.

Éste es el cuadro que tenemos en nuestra vida diaria en nuestros trabajos y en nuestros países. Personas que no valen nada en los puestos de poder. Abimelec dio esas muestras cuando destruyó la ciudad de Siquem (9:45), quemó la "torre de Siquem" (9:46-49) y cuando finalmente lo mataron en Tebes (9:53-54). Muchas veces vemos que profesores o profesoras deciden ser decanos o decanas para deshacerse de compañeros que no le caen bien, o para gozar de prestigio y poder, no para ayudar a la universidad o a la escuela. Los dictadores suben al poder por golpes de estado, y luego hacen desaparecer a sus opositores.
Creo que la enseñanza se puede aplicar también de dos maneras. La primera, siempre seamos fieles a nuestra vocación. Un maestro o maestra es eso primero que nada. La administración hay que dejarla a los administradores. La segunda, siempre miremos a quién proponemos para administrar nuestras vidas, ya sea en el trabajo o en el país. No nos podemos quejar si dejamos que esos malos administradores, como los de la parábola, rijan en el mundo y nos quiten la poca posibilidad que tenemos de vivir en paz de una vez para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario