viernes, 13 de mayo de 2011

LUGAR, MOMENTO Y ACTITUD.

Cuando uno mira las características de los grandes deportistas, se da cuenta que han sabido combinar tres factores esenciales para lograr su éxito: lugar, momento y actitud.  Claro, porque a la hora de poner ese golpe, ya sea de raqueta en el caso del tenista, o del puño, en el caso del boxeador, o el golpre del pie o cabeza, o lo que sea del futbolista, que determinó el punto, el knock out o el gol, estuvieron certeros en cumplir con este triple requisito: lugar, momento y actitud.  Si una de esos factores fallaba, todo fallaba; por ejemplo, si no estaba en el lugar, el golpe iba al aire, el raquetazo erraba y el cabezazo era estéril.  Si el lugar era el correcto, pero un segundo después, eran golpes al aire otra vez.  Y si el lugar era el preciso, y el momento era el adecuado, pero no había la actitud, como por ejemplo el futbolista, que en vez de poner el golpe de pie, se lanzaba de cabeza, una vez más era infructuoso ese golpe.  Y mirando la vida del discípulo, veo que también es necesario saber combinar estos tres elementos para ser un verdadero hijo de Dios, coherente, victorioso, animado. etc.  Si nunca contamos con él; es decir, nunca está en el lugar de la necesidad, o está en el lugar correcto, pero no en el momento de la necesidad, tampoco sirve.  Y si está allí, en el momento, pero no sabe servir, o sea está sin actitud, va a dar golpes al vacío.  El apóstol Pablo es muy claro cuando señala que debemos correr como para ganar.  A los corintios (1º Cor. 9) señala: "...así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre...".  Yo estoy absolutamente de acuerdo con esta idea del apóstol, creo que hay que entender estos tres elementos que hagan que nuestro rol como hijos de Dios tenga fruto de verdad.  Recordemos que nuestra tarea es el establecimiento del reino de Dios en la tierra.  Eso significa que la actitud del deportista que logra las metas, ya sea ganando un partido de tenis, o noqueando a su rival en el ring, o haciendo muchos goles para su equipo, también debe ser nuestra forma de ser, esforzado, valiente, ganador, encarador.  Por último, déjeme decirle en este pequeño blog, que la vida de un hijo de Dios también debe ser un verdadero espectáculo para todos aquellos que nos ven, de tal manera que nuestra vida, donde vayamos, saque aplausos para la gloria de nuestro Señor.

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